Después del desastroso final de semestre de Junior, eliminados en fase de grupos de Copa Libertadores y en cuartos de final de la Liga frente al Medellín, los jugadores llegaron a Barranquilla sin dar la cara.
Desde la 1:30 de la tarde parte de la prensa esperaba su arribo en medio de un ambiente tenso. Empezaron los supuestos retrasos de vuelos y nadie daba información, mucho menos desde la jefatura de prensa del equipo.
Tras averiguaciones con personal del aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz, se informó que el club había hecho una solicitud para que el bus fuera ingresado a la pista, demostrando que no solo fueron timoratos en gran parte del semestre en la cancha, si no también fuera de ella.
El muelle nacional a donde frecuentemente arriban, permaneció sin la presencia de aficionados, solo de la prensa que aguardaba las reacciones de los protagonistas de este nuevo fracaso futbolístico.
Finalmente, hacia las 3:30 pm., aterrizaron, salieron por la pista y posteriormente por el aeropuerto de carga en el bus del equipo, escoltados por patrullas de la policía y varios agentes del Esmad, tratando de ocultar la cruda y triste realidad: la eliminación.