Las elecciones del pasado domingo ratificaron que Gustavo Petro ha logrado colonizar un nicho importante entre el electorado de Barranquilla y el Atlántico.
En primera vuelta logró imponerse ante las maquinarias que estaban repartidas entre Iván Duque y Germán Vargas Lleras, y en segunda vuelta las derrotó a todas agrupadas en la figura del candidato uribista en la capital y su Área Metropolitana, territorios que han sido la base del poder electoral que ha amasado la familia Char.
Desde la consulta interpartidista en la que midió fuerzas con el exalcalde samario Carlos Caicedo Omar, Gustavo Petro mantuvo una línea de crecimiento en Atlántico que no conoció rival. En esas elecciones paralelas a las legislativas alcanzó 207.926 votos frente a los 156.591 de Duque.
Poco más de 2 meses después, el 27 de mayo, los colombianos volvimos a las urnas para la primera vuelta presidencial. En el Atlántico se mantuvo Petro a la cabeza con 331.687 votos, seguido de Duque (234.045) y Vargas Lleras, el candidato oficial de los Char (171.968).
Lo más llamativo es que Petro conquistó a Barranquilla (188.171 votos) y su Área Metropolitana, eje del poder político de la familia Char, a pesar de que Duque (142.547) y Vargas Lleras (79.013) llegaron a la contienda aliados con casas políticas tradicionales.
Esta tendencia se ratificó en segunda vuelta. Petro repitió triunfo en Barranquilla (242.473 votos) y el Atlántico (440.103). Duque, ya con el apoyo de los políticos tradicionales, incluso de la familia Char, consiguió 191.485 votos en el Distrito y 342.866 en el departamento.
Estas cifras pueden estar poniendo a pensar a la casa Char, pues en la últimas elecciones locales Alejandro Char alcanzó 351.660 votos y deberá encontrar un candidato con su mismo carisma y aceptación (algunos dicen que se decantará de nuevo por Elsa Noguera).
De la misma forma en que las legislativas prefiguraron un mapa político que dejó a unos mejor acomodados que otros para las presidenciales, estas últimas marcan el pistoletazo de salida en la carrera por las Alcaldías, Gobernaciones, Concejos y Asambleas. Y, por supuesto, algunos parten con ventaja.
Diógenes Rosero, analista político, dice que si bien los estímulos son distintos en presidenciales y elecciones locales, la familia Char debe reflexionar, pues su hegemonía ya no solo es amenazada por Petro, sino también por el Centro Democrático que alcanzó una buena cantidad de votos en primera y segunda vuelta que lo podría llevar a buscar caminos distintos a una coalición para las locales.
Añadió que esto pondría en peligro los acuerdos entre casas políticas para designar sus ungidos a la Alcaldía y a la Gobernación que hasta ahora han marcado la pauta. “No solo veo fortalecida a la opción alternativa de Petro, sino que la votación del Centro Democrático, muy por encima de la de Vargas Lleras, genera un reordenamiento de las fuerzas políticas en lo local. Recordemos que a Iván Duque lo apoyaron los representantes del Partido de la U en Barranquilla (José David Name y Eduardo Pulgar)… el hecho de no tener en la misma fuerza al presidente debilita la posición de la familia Char a nivel nacional y eso puede tener unas repercusiones locales”.
Aunque reconoce que el petrismo arranca a la cabeza, su principal reto será saber transmitir su caudal electoral a un candidato “viable” de los sectores alternativos. Esto debería estar enlazado con una mejor relación entre quienes encarnan la centroizquierda en Barranquilla y los líderes nacionales de ese lado del espectro, y con la flexibilización de las condiciones de ingreso a la política para que surjan figuras frescas, algo que según él también deberían aplicar las casas tradicionales.
Advirtió que los resultados de Petro en el Atlántico no significan que haya ruptura entre las maquinarias y sus votantes, sino que obedece a una dinámica nacional en la que prima, en el caso de las presidenciales, el voto de opinión; en las locales se impone la fidelidad a los caciques electorales.
“Empieza a tambalear la hegemonía Charista”
Para el abogado Antonio Bohórquez Collazos, exconcejal y excandidato a la Alcaldía distrital, el hecho de que Petro haya ganado dos veces en Barranquilla y el Atlántico se debe a múltiples factores como la demanda de cambio social, el hartazgo hacia quienes ostentan el poder político y una rebeldía histórica que la hace proclive a abrazar ideas progresistas.
Según Bohórquez, para los Char “el panorama queda así: un sector de ciudadanos libres dentro del cual hay una izquierda viable que está pidiendo cambios, y adicionalmente ellos se quedan sin su gran candidato que desde la Vicepresidencia les estaba girando todos los recursos. Hasta ahora han hecho elecciones con recursos, si ya no los tienen no va a ser igual. Y otro elemento: el Centro Democrático y sus cuadros en Barranquilla ya estarán reclamando que fueron ellos los que más votos pusieron, podrían estar diciéndoles que ya no les van a imponer un candidato sino que tendrán que negociar”.
En este contexto –continuó— los Char no están en capacidad de llevar por sí solos fórmulas a Alcaldía y Gobernación. “Eso ya cambió. Esto se verá reflejado con las próximas rebeldías que se van a ir dando y que ya existieron desde la primera vuelta. Muchos congresistas de Barranquilla dijeron que los habían tratado mal y que por eso apoyaban a otros y eso se va a generalizar. Ya empieza a tambalear, desde varios ángulos, la hegemonía charista y eso se va a profundizar”.
Para Bohórquez, es necesario que los alternativos se junten y que a la causa se sume “un parlamentarismo de calle”, o sea que los congresistas más representativos de la centroizquierda que ahora encabeza Petro recorran las ciudades y municipios para figuras liderazgos.
En ese contexto entrarían algunos nombres que hace años se han dado a conocer desde la “alternatividad”, entre ellos el mismo Bohórquez, aunque él considera que el proyecto para Barranquilla debe ser en torno a ideales y no a hombres. “Hay que recoger a unos sectores que están en descontento con los Char y que a pesar de no militar en la izquierda piden cambios… eso tiene que decirlo el tiempo… hay un desgaste, pero eso no quiere decir que no surjan otras opciones”.
En este punto, admitió que le gustaría enarbolar las banderas de los sectores alternativos si consigue que su nombre sea avalado por un gran acuerdo, aunque también resaltó que su trayectoria ha estado alejada de los cálculos electorales y que su agenda no la configura basado en ambiciones políticas. “Si se considera que podemos ser nosotros, asumimos el reto sin miedo”.