La reunión de la semana pasada entre congresistas con posiciones irreconciliables como Álvaro Uribe, Gustavo Petro e Iván Cepeda, entre otros, marcó un hito para la política colombiana pues por primera vez dejaban aparcadas sus diferencias para intentar ponerse de acuerdo en torno a un asunto: incorporar una sala especial en la JEP que investigue y juzgue a militares por delitos cometidos durante el conflicto.
En la plenaria del Senado del pasado martes, en medio de un debate sobre la creación de 16 curules para víctimas del conflicto, sucedió otro hecho indicativo de que algo estaría cambiado para bien.
Al tomar la palabra, Uribe se refirió en tono conciliador a los senadores del partido Farc y los reconoció como contradictores legítimos. Además, destacó de ellos la voluntad de alejarse de las armas. No obstante, insistió en que el no haber castigado los delitos de lesa humanidad constituye “un mal ejemplo” que explica el envalentonamiento de grupos armados con el Eln y reductos paramilitares.
“Con las bacrim pasó algo muy grave. El gobierno Santos tomó la decisión de no tener iniciativas contundentes contra estas, y pasaron de 2.400 integrantes a superar los 10.000. Señores de las Farc, desde el punto de vista humano, me parece bien importante tener la posibilidad de discutir con ustedes. Me parece importante tener su presencia en el Congreso. Prefiero a un colombiano en el Congreso que en la cárcel. Lo prefiero en el Congreso que en la actividad criminal pero me parece que lo que ha ocurrido dio mal ejemplo”, dijo.
Añadió que “a las personas de la Farc que están en este Congreso les creo su voluntad de paz y de no repetición”.
Uribe Vélez, indesmayable crítico de los acuerdos que permitieron la desmovilización de la guerrilla que asesinó a su padre Alberto Uribe Sierra, como presidente lideró una ofensiva que debilitó la su capacidad militar al punto reducir el número de insurgentes en sus filas y dar de baja a cabecillas como ‘Raúl Reyes’ y el ‘Mono Jojoy’.
Tras la firma del acuerdo de La Habana movilizó a gran parte de los votantes para que lo rechazaran en las urnas con motivo del plebiscito, en el que se impuso el No por estrecho margen. Esto obligó a que se abriera el espectro y se modificaran algunos puntos criticados por Uribe y otros líderes, aunque al final denunciaron que el gobierno les hizo conejo.