Con una gran participación del público, la Gran Parada ‘Carlos Franco’, recorrió la carrera 21, defendiendo la verdadera fiesta del carnaval.
Más de 120 grupos folclóricos y 300 disfraces hicieron parte del recorrido, como una manera de salvaguardar el folclor colombiano.
Los grupos fueron divididos por bloques de cumbia, grupos foráneos, grupos del Atlántico y comparsas. Esto con el fin de generar una mejor recepción por parte de los espectadores.
Dentro de los grupos se encontró la comparsa llamada ‘Salón Burrero Pa’ la Calle’, siendo una de las aplaudidas por los espectadores. Esta es integrada por ex habitantes de la calle que hacen parte del proceso de atención integral del distrito, liderado por la primera dama Katia Nule.
La Gran Parada fue presidida por los Reyes del Carnaval de la 44, Kelly Restrepo y Pedro Tapias, junto con sus reyes infantiles, Sharon Sandoval y Ray Molinares. Los soberanos desfilaron en el trailer real, acompañados por los cantantes Fary y Alex y sus comitivas.
La soberana del Carnaval del bordillo lució un vestido de cañaflecha, diseñado por Rafael Ballestas y que combina varias de las aves que se pueden apreciar en Barranquilla. Por otro lado, expresó que este fue “el desfile que más me ha gustado de todos, la gente tiene la actitud y está en el bordillo con una sonrisa”.
De la misma manera, el rey momo lució un vestido color amarillo llamado ‘El canario del folclor’, hecho por el mismo diseñador. Expresó estar muy complacido con la aceptación de las personas y reveló que este año se está trabajando por llevarle al público espectáculos de calidad.
“Tratamos de buscar la excelencia este año y se está logrando, con invitados especiales, diversidad en danza y música, los diferentes disfraces”, expresó.
Además, dijo que “este es el verdadero desfile del pueblo, la gente del bordillo. Revivimos la historia del Carnaval de Barranquilla”.
Por otro lado, los reyes infantiles también se hicieron sentir y confesaron que se sintieron muy alegres al contagiar al pueblo de esta actitud.
Lucieron unos atuendos a los que llamaron ‘La niña de la alegría’.