Lo mejor de Junior en todo el partido que empató 0-0 con Nacional, lo único que aplaudió a rabiar la hinchada, fue una pelota que Sebastián Viera rechazó con la cabeza evacuando el peligro sobre su pórtico. De resto fue lo mismo de los últimos encuentros: un equipo improductivo, sin decisión, sin sorpresa, sin brillo, sin alma.
Antes, el problema de Junior era que generaba opciones y no las convertía. Ahora le cuesta una enormidad llegar a la portería contraria. Y las pocas que tiene, como la de Marlon Piedrahita, en tiempo de reposición, las resuelve mal.
Junior sumó su noveno empate en la Liga, quinto en condición de local, donde no pudo ganarle a Rionegro Águilas, Envigado, Bucaramanga, Unión Magdalena y al peor Nacional de los últimos años. Sigue invicto, pero su campaña no es del agrado de su afición, que al término del partido abucheó al técnico Suárez y posteriormente a todos los jugadores.
Es aterrador ver el nivel flojísimo de un Luis Díaz, que es un jugador distinto desde que regresó de la gira por Asia con la Selección Colombia, y el nivel de Teófilo Gutiérrez confirma que su declaración de que había jugadores que no entendían que estaban en Junior, era cierta, pero comenzando por él mismo.
Si Díaz no se atreve a encarar, que era su mejor virtud, a Víctor Cantillo ya no le salen sus pases filtrados, que ahora casi siempre son equivocados. Y este parece un mal que contagió a todo el equipo, porque las malas entregas se volvieron el común denominador.
Como si fuera poco, nuevamente la fatalidad volvió a ensañarse con Junior y con Jefferson Gómez, quien al minuto 32 fue a disputar una pelota con Omar Duarte y en un giro cayó y ahí se quedó tendido pegándole a la grama y dando muestras de dolor. Gómez se retiró llorando de la cancha y en su lugar ingresó Leonardo Pico, por lo que Narváez pasó a jugar al lado de Rafael Pérez.
Nacional con poco pudo haber marcado diferencia arrancando el segundo tiempo, pero Viera estuvo atento para rechazar un remate de Omar Duarte y después otro de Yerson Candelo.
Los verdolagas volvieron a llegar con peligro con un cabezazo contra el piso de Steven Lucumí, que luego se fue por encima del travesaño.
Junior solo tuvo una sobre el final del partido, un cabezazo de Marlon Piedrahita que salvó José Fernando Cuadrado y pare de contar.
Ya habían entrado Michael Rangel, que pasó inadvertido y Daniel Moreno, a quien no se le quitan sus buenas intenciones, pero no aporta soluciones ya que sus decisiones casi siempre no son las más acertadas, como una pelota que le sirvió Teo Gutiérrez y a la que renunció a disputar con el arquero Cuadrado.
El amago de crisis sigue latente en Junior. Parece increíble para un equipo que marcha invicto en la Liga y que es segundo en la tabla (el líder Millonarios ya le tomó 6 puntos de ventaja), pero que fecha tras fecha sigue cayéndose a pedazos y sin dejar rastro de ese Junior que el año pasado enamoró a todos con su estilo de juego.