Bate corrido para la Policía Metropolitana de Barranquilla, dedicada y entretenida en cosas bien diferentes a lo que debe ser su real misión, garantizar la seguridad de los ciudadanos barranquilleros.
Es increíble lo que está sucediendo, yo comparo a la Policía con ese alumno al que los padres le compran libros, uniformes, comida, meriendas, transporte y le complacen en todo, pero finalmente no levanta cabeza en el colegio y termina perdiendo el año.
Con la institución pasa lo mismo: la Alcaldía Distrital ha hecho una gran inversión en cámaras ubicadas en sitios estratégicos de la ciudad, en patrullas, motos, tecnología, logística y hasta helicóptero, pero aquí no vemos los resultados, todo lo contrario, la inseguridad reina en las cinco localidades de Barranquilla.
Es una vergüenza, pero hay que decirlo, en 2018 la Policía metropolitana está perdiendo estrepitosamente el año ante la delincuencia. Atracos a buses, atracos en las calles, fleteo, extorsión a comerciantes, asesinatos, ya nadie se puede sentar en un restaurante, en un negocio de comidas rápidas o un estadero, las incursiones a mano armada de los bandidos hacen parte del paisaje.
Es una realidad inocultable, Barranquilla se ha convertido en el paraíso ideal para las bandas delincuenciales, aquí “operan” con toda comodidad, no hay labores de inteligencia, no hay operativos policiales enfocados en seguridad y a eso súmele un débil y gelatinoso sistema judicial, que premia a los criminales con detenciones domiciliarias. Esto es un auténtico relajo.
En Barranquilla tenemos más de 500 policiales perdidos para el tema seguridad y orden público, unos, adscritos a la Secretaría de Tránsito y Seguridad Vial, dedicados a perseguir, día y noche, de manera infame a los taxistas, a imponer comparendos a diestra y siniestra, mientras la movilidad es un caos.
Otros policiales son desperdiciados en actividades de escolta y el colmo: en algunos casos convertidos en ‘perritos falderos’ o ‘mandaderos’ de funcionarios, dirigentes de poca monta y hasta en labores de acompañamiento a holgazanes, familiares de algunos congresistas.
Debo reconocer algo, en lo que sí resultó muy ágil la Policía Metropolitana fue en censurar medios, como el caso de este portal, Hora 7/24, por difundir información “nada agradable” para el comando central, muy acostumbrado a tratar con lambones, aduladores, lagartos y timoratos especímenes.
¡Seguimos bateando!