Solo las ansias de ver a Junior campeón después de 7 años anestesian el entumecimiento del cuerpo tras 16 horas de incómodo viaje desde Sabanalarga a Medellín.
La expedición de 41 junioristas partió este sábado de Sabanalarga a las 4:00 p.m. A medida que atravesaban los pueblos del Caribe el viaje era amenizado con cánticos, tomando Ron Medellín, acaso como una metáfora de lo que quieren que haga Junior con la plaza.
Pero cuando llegaron a Caucasia debieron refrenar el fervor por recomendación policial: debían quitarse toda prenda que revelara la identidad del equipo que aman y abstenerse de entornar ningún cántico. Solo en el estadio podrán dar rienda suelta al sentimiento.
Llegaron a las 8:00 a.m. de hoy. Los estragos del viaje son evidentes en el semblante de cada quien, pero la ilusión puede más. Para ellos, todo sacrificio será recompensado con el hecho de gritar “¡campeón!” tras 7 años en un estadio en el que Junior conquistó la estrella más sufrida.
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