El narcotraficante Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán, hallado culpable de los diez cargos que se le imputaban en los Estados Unidos, podría ser recluido en una cárcel donde, se asegura, es imposible fugarse.
El Chapo, que fue extraditado hace dos años a Estados Unidos, probablemente cumplirá su sentencia en una cárcel de Colorado, ADX Florence, un penal de máxima seguridad en la que le resultará casi imposible repetir sus anteriores escapes.
“ADX es el tipo de prisión que fue diseñada para un reo de alto perfil como ‘El Chapo’, dijo en una entrevista telefónica Larry Levine, un exrecluso federal que es director y fundador de Wall Street Prison Consultants.
Guzmán, de 61 años y quien escapó en dos oportunidades desde prisiones de máxima seguridad en México antes de su más reciente captura en 2016, enfrenta una posible sentencia de prisión perpetua en una audiencia programada para el 25 de junio en Nueva York.
“Para alguien como Guzmán, las posibilidades de escapar desde una instalación como esa son nulas”, dijo L. Thomas Kucharski, profesor en John Jay College de Justicia Criminal en Nueva York.
ADX Florence, ubicada en un complejo de prisiones en una zona remota a unos 185 kilómetros al sur de Denver, es apodada la “Alcatraz de las Rocallosas”, en una referencia a la prisión de la bahía de San Francisco en la que estuvieron prisioneros Al Capone y otros famosos criminales de la década de 1930.
Entre los detenidos más famosos de ADX Florence están Ramzi Yousef, quien planificó los ataques con bomba de 1993 en el World Trade Center en Nueva York; Dzhokhar Tsarnaev, quien detonó explosivos durante el maratón de Boston; y Ted Kaczynski, conocido como el ‘Unabomber’, según el sitio en internet de la Agencia Federal de Prisiones de Estados Unidos.
El régimen penitenciario de ADX Florence es brutal, según conocedores del penal.
Los prisioneros pasan 23 de las 24 horas del día en un espacio de frío concreto que no mide más de 2,1 metros de ancho por 3,6 de alto.
Los reos deben consumir la comida dentro de la celda, y esta pasa a través de un pequeño orificio en las puertas. Las celdas están diseñadas para que no pueda haber ningún tipo de contacto entre reos, ni siquiera verse entre ellos.
La cama es una placa de hormigón revestida por una delgada colchoneta con una manta.
Cada celda tiene solo una ventana de un metro de alto por 10 centímetros de ancho por donde se filtra un pequeño hilo de sol.
Los prisioneros solo pueden tener una hora de salida de sus celdas, en la que se les permite una hora de sol dentro de una jaula al aire libre que, no obstante, solo les permite ver el cielo, no las montañas que circundan el penal.
Además, cuando salen, los reos usan esposas y cadenas estomacales y hierros en las piernas.
En total son 490 celdas individuales, algunas de las cuales tienen un radio o un televisor en blanco y negro en el que solo pasan programas de tipo educativo y religioso.
También tiene un área llamada el módulo H, donde están recluidos en condiciones extremas prisioneros a los que se les limita todo tipo de comunicación con el mundo exterior. Son 148 celdas, en su mayoría ocupadas por terroristas islamistas.
“Lo más duro de este penal es que cuando tú llegas ves la belleza de las montañas y sientes una gran paz. Pero no sabes que cuando entras no las volverás a ver jamás”, dice un recluso ya liberado.